España participa en la misión más ambiciosa de la NASA.

Spirit y Opportunity tendrán un nuevo compañero en Marte. A los dos robots pioneros en la exploración del planeta rojo se sumará a partir de agosto del próximo año Curiosity, el rover más avanzado jamás lanzado al espacio y que la NASA puso ayer en órbita a lomos de un cohete Atlas V. Es el inicio de una misión histórica, la Mars Science Laboratory, con la que se abre una nueva era en la investigación de Marte y en la que se espera responder a una de las preguntas clave cuya respuesta probablemente determina el envío de una futura expedición tripulada: ¿hubo vida en Marte?, ¿reúne todavía el planeta los elementos químicos necesarios para que pueda surgir la vida en forma microbiana?

El nuevo robot, de hecho, se posará en el cráter Gale, una de las zonas marcianas en las que los científicos sospechan que puede reunir los ingredientes esenciales para la vida.

«Es, absolutamente, una proeza científica, y nos aportará conocimientos científicos que ni siquiera podemos imaginar», explica Doug McCuistion, director del programa de exploración de Marte.

La histórica misión también tiene participación gallega y española. En el primer caso porque desde hace más de cinco años ha estado dedicado a ella el ingeniero de origen gallego Fernando Abilleira, el encargado de diseñar las trayectorias. España, por su parte, aporta uno de los instrumentos fundamentales del proyecto, la estación medioambiental REMS, liderada por el Centro Nacional de Astrobiología.

Su objetivo es monitorizar las condiciones ambientales que existen en la superficie del planeta rojo e incluso en los primeros centímetros de su subsuelo.